Si 2009 fue el annus horribilis del empleo -se destruyeron 1,2 millones de puestos de trabajo-, el año 2010 pasará a la historia como el ejercicio en el que se registró el mayor deterioro de las condiciones laborales de la democracia, con una reducción de los salarios reales como nunca antes había sucedido desde 1977.
Y lo peor es que nada indica que 2011 vaya a significar un punto de inflexión. Todo lo contrario. Estamos rondando los 5 millones de parados. El repunte del índice de Precios de Consumo (IPC) correspondiente al mes de enero refleja que mientras los precios suben ya en tasa interanual un 3,3%, los salarios apenas avanzan un 1,3%, y no contamos la bajada del sueldo de los funcionarios.
Existe una clara pérdida de poder adquisitivo.
El ajuste en los salarios y en la calidad del empleo hay que relacionarlo con la persistencia de la crisis económica, que ha puesto al borde del abismo a muchas empresas y ha hecho crecer el paro hasta el 20,3% de la población activa.
De hecho, la remuneración por asalariado en términos de contabilidad nacional crece a ritmos del 0,5%, muy por debajo de lo que está aumentando el pib nominal (con inflación). Mientras que los costes laborales unitarios (relación entre productividad y empleo) están cayendo un 1,4% tras los fuertes incrementos de años anteriores, en los que se dañó la competitividad de la economía española.
La moderación salarial es incluso superior si se tiene en cuenta el llamado efecto composición, toda vez que al haberse cebado los despidos en los salarios más bajos (de menor cualificación), los que suben ahora son los medios y altos, lo que introduce un sesgo alcista en las tasas de variación. Sin este efecto composición, la subida de los salarios sería todavía más reducida.
Este ajuste salarial, sin embargo, todavía no se ha trasladado con fuerza a la capacidad de competir de las empresas españolas en los mercados internacionales. Básicamente por un problema de productividad. Los datos oficiales muestran que el coste laboral unitario medido por el cociente entre la remuneración por asalariado y la productividad por ocupado se sitúa en el 76,5%. Es decir, muy por encima del 69,2% de la zona euro, hacia donde se dirige el grueso de las exportaciones españolas.
Dicho en otros términos, los salarios españoles son más bajos que en la eurozona (23.603 euros frente a 27.153 de media), pero la productividad es también sensiblemente inferior (30.859 euros frente a 39.255 en la zona del euro. Y eso está, precisamente, detrás de los bajos salarios.
Resumiendo: Los españoles vamos perdiendo poder adquisitivo. Mientras los precios suben, y estamos, mas o menos, igualados a Europa en este sentido, los salarios van a menos. Francia, Alemania, Suecia, Reino Unido, etc...tiene unos precios similares a los españoles, pero la media de sus sueldos son el doble, e incluso en triple que los de nuestro pais.
Cada día somos más pobres...y no tiene vistas de que mejore en un corto plazo.
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