Los sueños son páginas desplegables en el libro de la vida. Cuando no hay suficiente realidad para contenerla, se despliegan ellos como puentes levadizos. Por él cruzan las horas impacientes con la capacidad de ser minutos, días o siglos, y por él se precipitan los deseos imposibles en forma de aprendices de cometa. Algunos consiguen remontar el vuelo antes de llegar al suelo, llevándose la fantasía suspendida en una de sus cuerdas, y entonces todo es nuevo e inesperado, una aventura dentro de otra; pero otros simplemente caen al vacío como lágrimas de plomo, dejando tras de sí un sentimiento desesperado que permanece durante días.
Aún así, sientes que estas vivo. Yo quisiera ser hacedor de sueños y escribir en mi libro a todas horas, multiplicando una y otra vez la distancia que me separa de lo cotidiano, hasta ser tan solo un recuerdo o una palabra diminuta en mi libro.
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