Unos sindicatos que siempre han ido de la mano del Gobierno socialista presidido por el Presidente Rodriguez. No bastaron los primeros sintomas claros de una gran crisis, ni los 5 millones de parados del pais. Unos sindicatos que no miran por los trabajadores, sino mas bien por su bolsillo, y claro, no pueden ponerse en contra de la mano que les da de comer.
Y raiz de unas palabras del Secretario General de CCOO de Madrid: “El derecho a la huelga prevalece sobre el derecho al trabajo”, AHÍ QUEDA ESO !!!
Unos sindicatos mas preocupados en criticar a Esperanza Aguirre, a la postre Presidenta de la Comunidad de Madrid, que a sus amos del gobierno nacional.
Unos sindicatos que ante el fracaso de su convocatoria, manda los perror de presa, ahora llamados piquetes informativos, a las calles a joder a los ciudadanos, que en su DERECHO de hacer huelga o no....no la hacen.
Unos sindicatos que, segun datos, han gastado 5 millones en pegatinas, chapas, silbatos, banderines...dinero que mejor daban a los parados.
Y quienes son los perros de presa? los vividores de los liberados...que cobran de las empresas, por no trabajar. Es un mal de nuestros tiempos, los liberados sindicales. Esta genial que lo sean, pero fuera de sus horas de trabajo.
Asi es, que muchos ciudadanos se estan volviendo contra ellos gritandoles: "Huelga NO" y "Vagos, a trabajar".
Una calculada escenificación del Gobierno –que ha comprado el cariño de UGT y CC OO a golpe de talonario– y de los sindicatos.
"Antídoto contra la resignación". Así calificó Cándido Méndez la huelga general. Y hasta cierto punto tiene razón, pero en un sentido muy diferente del que él se imagina. Porque lo que ha demostrado la huelga, con una participación ridícula, es que la impostura de UGT y CC OO ya no cuela.
Los que no se resignan a seguir tragando mentiras son los ciudadanos. La prueba es que el país no se ha paralizado, pese a la presión de lo que Méndez y Toxo llaman "garantes de los derechos". Sarcástica etiqueta para unos piquetes que, por su carácter violento e intimidatorio, merecían otro nombre. Véase la batalla campal de Barcelona. Pero las cifras son elocuentes.
Sectores enteros como la restauración plantaron cara a las centrales y no echaron el cierre. Pese a la movilización sindical que ha tratado de colapsar los ejes neurálgicos de los transportes, la huelga de ayer registró un seguimiento menor que la que se hizo contra Aznar en 2002. Nada que ver, en cualquier caso, con la magnitud del histórico 14-D (1988) contra Felipe González.
Claro que ni Toxo ni Méndez son Nicolás Redondo, ni Zapatero es González o Aznar. Esta vez se trataba de una calculada escenificación del Gobierno -que ha comprado el cariño de UGT y CC OO a golpe de talonario- y de los sindicatos, que se han echado a la calle, pero con la boca pequeña.
Sus destinos estaban entrelazados en este paripé. Y por esa misma razón, el fracaso de los convocantes es también el fracaso de Zapatero. El atípico 29-S no era una movilización contra quien hacía de poli malo, sino un pulso amañado, a pachas con los sindicatos (significativamente Zapatero jugó ayer a la ambigüedad al tender una mano, en plena huelga, a las centrales, apelando al diálogo pendiente).
Y no en contra del Ejecutivo, sino en contra de comunidades del PP, como la madrileña, o de las verdaderas víctimas del desaguisado: los españoles. Los que no pueden permitirse el lujo de parar porque están con el agua al cuello, las víctimas propiciatorias del erratismo del Gobierno al no ser capaz de hacer frente a la crisis, y de las centrales al convocar una huelga forzada y surrealista.
Hay otros destrozos mucho más irreparables que los que han hecho los piquetes. En el balance de pérdidas del 29-S destaca, en primer lugar, la economía nacional que, como apuntábamos ayer, soportará un coste de 4.200 millones de euros. En segundo lugar, el derecho de quienes querían ir a trabajar, porque su precaria situación no les permite holgar, y no pudieron hacerlo por el colapso de los transportes.
Se incluye aquí un factor -muy poco acorde con una democracia avanzada-, y es el miedo a las represalias o el temor a ser señalar con el dedo. que ha aumentado artificialmente el número de quienes han secundado los paros.
Según una encuesta de NC Report para LA RAZÓN publicada hace unos días, más del 63% de los españoles decía que no se sumaría a la huelga, frente a sólo el 24%, que manifestaba su voluntad a seguir a Cándido Méndez y Fernández Toxo. La realidad es que la huelga se ha convertido en una reválida para UGT y CC OO, para el futuro de este sindicalismo político que representan estas organizaciones. El sondeo de LA RAZÓN concluía que más de la mitad de los españoles creen que el actual modelo sindical debe ser ratificado.
Sobre este aspecto este periódico ha querido conocer la opinión de ciertos abogados laboralistas. Para el bufete Vacelar abogados, el modelo sindical español está totalmente «obsoleto». Es un modelo con «cierto sentido en la transición», explica Miguel Ángel Rodríguez Vacelar, para quien desde el momento en que los sindicatos carecen de «independencia financiera», son «mendicantes». Por consiguiente si no son independientes «están politizados», añade. Vacelar considera que el sindicalismo de UGT y CC OO es «demasiado marxista» y si no entienden que vivimos en un mercado global «no podrán defender al trabajador», comenta. Por otra parte lamenta que de la defensa de los sindicatos queden excluidos algunos sectores, como los auxiliares de administración o empleadas del hogar. Para este abogado el modelo ideal sería el de unos sindicatos financiados sólo con las cuotas de los afiliados y no con financiación pública.
Los sindicatos españoles son los más subvencionados de Europa y sin embargo tienen un nivel de afiliación bastante bajo. De hecho en 2010 las organizaciones sindicales recibieron 15.798.500 euros en concepto de subvenciones por parte del Estado, la misma cantidad que en 2009. Así consta en el Boletín Oficial del Estado (BOE) publicado el pasado 17 de mayo, en el que se explica que esa cantidad se otorga en concepto de «subvenciones a las organizaciones sindicales en proporción a su representatividad, por la realización de actividades de carácter sindical». Como adelantó LA RAZÓN a estas cantidades hay que sumar las que les entregaron en concepto de concesión directa de subvenciones empresariales por su participación en los órganos consultivos del Ministerio de Trabajo, de sus organismos autónomos y de las entidades gestoras de la Seguridad Social. Por este concepto, UGT recibió 1,075 millones y CC OO 922.609 euros.
15,7 millones de euros en subvenciones públicas
- A pesar de la crisis económica las ayudas a los sindicatos se han disparado. En 2010 las organizaciones sindicales recibieron 15.798.500 millones de euros en concepto de subvenciones por parte del Estado. Según publicó el Boletín Oficial del Estado (BOE) el 17 de mayo, la totalidad de este crédito se distribuirá, entre todas las organizaciones solicitantes que cumplan los requisitos exigidos, proporcionalmente al número de representantes que hayan obtenido en las elecciones sindicales, de ahí que CC OO y UGT sean las centrales sindicales que más dinero perciben por este concepto.
- Mientras que en 2009 el Ministerio de Trabajo e Inmigración concedió subvenciones por importe de 7,3 millones de euros a CC OO y de 7,1 millones de euros a UGT para la realización de actividades de carácter sindical y por su participación en órganos consultivos del Ministerio, de sus organismos autónomos y de las entidades gestoras de la Seguridad Social,según publica el BOE.
Unos sindicatos que siempre han ido de la mano del Gobierno socialista presidido por el Presidente Rodriguez. No bastaron los primeros sintomas claros de una gran crisis, ni los 5 millones de parados del pais. Unos sindicatos que no miran por los trabajadores, sino mas bien por su bolsillo, y claro, no pueden ponerse en contra de la mano que les da de comer.
Y raiz de unas palabras del Secretario General de CCOO de Madrid: “El derecho a la huelga prevalece sobre el derecho al trabajo”, me dan ganas de poner aquí unos datos que he leido esta mañana en un articulo de “Eleconomista.com”.
Unos sindicatos mas preocupados en criticar a Esperanza Aguirre, a la postre Presidenta de la Comunidad de Madrid, que a sus amos del gobierno nacional.
Unos sindicatos que ante el fracaso de su convocatoria, manda los perror de presa, ahora llamados piquetes informativos, a las calles a joder a los ciudadanos, que en su DERECHO de hacer huelga o no....no la hacen.
Unos sindicatos que, segun datos, han gastado 5 millones en pegatinas, chapas, silbatos, banderines...dinero que mejor daban a los parados.
Y quienes son los perros de presa? los vividores de los liberados...que cobran de las empresas, por no trabajar. Es un mal de nuestros tiempos, los liberados sindicales. Esta genial que lo sean, pero fuera de sus horas de trabajo.
Asi es, que muchos ciudadanos se estan volviendo contra ellos gritandoles: "Huelga NO" y "Vagos, a trabajar".
Si los sindicatos publicaran sus cuentas, otro gallo cantaría. A pocas horas de la primera huelga general a José Luis Rodríguez Zapatero, los sindicatos hacen estragos para movilizar al mayor número de ciudadanos posible.
Su credibilidad está en juego, pero su falta de transparencia no ayuda en nada a generar confianza.
Y es que las respuestas sin contestar se van multiplicando. Las organizaciones sindicales más representativas siguen sin aclarar cuál es el monto total de financiación pública que reciben y no sólo la que ingresan del Estado, sino también de las autonomías y de los ayuntamientos. En especial, la que perciben a través de ese pozo sin fondo denominado formación. Además han creado un gran interrogante sobre el número de sus liberados e incluso sobre su propia afiliación.
Liberados
Lo mismo ocurre con el número de liberados. Cada medio de comunicación defiende una cifra, pero los únicos que lo saben realmente han optado por mantener la boca cerrada
El número de liberados sindicales en el Estado y sus empresas se elevaría a 2.369, de los que 816 corresponderían a la Administración Central y el resto se repartiría entre los 320 de la Sepi, correspondientes al 1 por ciento de 32.000 empleados; 693, en Patrimonio y 540, en las empresas del Grupo Fomento.
Claro que, ésos siguen sin ser todos los liberados que existen en España. Hay que contabilizar también los liberados en empresas privadas, que, según la CEOE, son 4.127. Además los delegados sindicales, en teoría, superan los 300.000 entre empresa privada y Administración.
Por último, hay que contabilizar, los liberados de las comunidades autónomas, que todavía parece un secreto mejor guardado que el de la Administración. El único dato que ha trascendido ha sido el número de liberados en la Comunidad de Madrid que, según la presidenta, Esperanza Aguirre, asciende a 3.500, lo que supone 1.930 más de los que establece el Estatuto de los Trabajadores y Ley de Libertad Sindical. El resto de autonomías han preferido, igual que los sindicatos, mantenerse en silencio.
Patrimonio
A todos los privilegios económicos, se suma uno más: el patrimonio. Los sindicatos pueden disfrutar de forma gratuita del patrimonio acumulado, que formaba parte de la Organización Sindical durante el régimen franquista. En 1981, el Gobierno suscribió con CEOE, UGT y CCOO un acuerdo por el que se comprometía a ceder de manera gratuita todo el inventario de la Organización Sindical. Más tarde, a través de la Ley 4/1986 del 8 de enero, el Gobierno estableció la distinción de los inmuebles incautados por el régimen y los que eran patrimonio de la Organización Sindical. Así las cosas, los sindicatos disfrutan de numerosos edificios, muchos de ellos de un gran valor histórico y con una ubicación excelente. En ellos han establecido sus sedes y diversos centros de trabajo sin pagar nada de alquiler.
Sin embargo, el sindicato de Méndez todavía se ha beneficiado aún más. El Gobierno de la UCD devolvió a UGT el patrimonio histórico que le incautó el régimen. Pero, no contento con esto, Zapatero, a través de un Real Decreto Ley en 2005, que modificó la ley de 1986, restableció más patrimonio para UGT, eliminando de la ley el hecho de que tenía que haber sido "incautado" por el régimen.
En definitiva, aunque los sindicatos se empeñen en transmitir credibilidad a sus convocantes, la opacidad de algunos de sus datos no juega en su favor.Los piquetes han pisoteado un derecho tan fundamental como el de trabajar o el de la información.