Algunos de los epitafios de las personalidades más famosas se han hecho ya célebres. "Perdonen que no me levante", para Groucho Marx, "Ya decía yo que ese médico no valía mucho", en el caso de Miguel Mihura, "Perdónenme el polvo", para el poeta peruano César Vallejo o "Si no viví más fue porque no me dio tiempo", en el caso del Marqués de Sade. Sin embargo, los que recopilamos hoy aquí no son epitafios de gente conocida sino, más bien, epitafios que deberían ser conocidos por sí mismos: hilarantes, extraños, curiosos... aquí van los epitafios más estrafalarios de la historia.
1. "Crió cuatro preciosas hijas con un sólo baño y aún así hubo amor"
Este difunto fue muy consciente, sin duda, de lo que supone albergar en un hogar a cuatro mujeres que han de pelearse por un hueco frente al espejo del baño. Claro, la lucha por peinarse hiere tanto como une y, parece ser, al final las cuatro hermanas se quisieron mucho, y el padre descansó, pues, en paz.
2. Un veterano gay de Vietnam: "cuando estuve en el ejército me dieron una medalla por matar a dos hombres y una descarga eléctrica por amar a uno"
Sin duda, los epitafios no son sólo el resumen de la propia vida, sino también un mensaje que lanzar al mundo sabiendo que nadie va a poder replicar o responder. Este veterano homosexual expresa su desconcierto ante las paradojas del mundo moderno y, tal vez, pretende hacernos reflexionar con lo que hoy, en ciertos ámbitos, se premia y se condena.
3. "La escuela ha terminado"
Es el epitafio de un tal Konrad Cesner, cuya lápida destaca por una cosa más. En lugar de poner la fecha de nacimiento y de muerte como tales, lo que se lee sobre la piedra es:
18 de septiembre, 1902
Nacido en esta vida
11 de noviembre de 1926
Nacido en la próxima vida
Es la tumba de alguien que considera la vida en la tierra un entrenamiento, un colegio de cara a la vida siguiente.
4. "Idos, estoy dormida"
A Joan Hackett, actriz norteamericana, no debía gustarle que le interrumpieran la siesta: menos aún el sueño eterno. De modo que, por si alguien osara irrumpir en su dormitar, lo advierte en su lápida. Es, quizás, también, una manera de decir a los que vayan a verla que disfruten de la vida, que se vayan de ahí: ella ya está muerta; disfruten, pues, de los vivos.
5. "Te dije que estaba enfermo"
El abogado americano William H. Hahn Jr. no duda a la hora de resarcirse en su victoria. Es el clásico "Te lo dije" en forma de epitafio final. No sabemos, sin embargo, si pudo disfrutar del placer de tener la razón.
6. "Bueno, esto es un asco"
El fallecido en esta ocasión tenía muy claro que la vida eterna le iba a gustar mucho menos que la terrena. Una primera impresión sobre la muerte plasmada sobre la tumba. Ironía y humor en una frase que parece decir: "No os muráis, no mola nada".
7. "Eso es todo, amigos"
Se trata del epitafio de Mel Blanc, doblador estadounidense que puso voz a más de cuatrocientos dibujos animados de la Warner Bros. Entre otras, decía la célebre frase que cerraba los programas de animación de la Warner y que cerró, también, la vida de la popular voz.
8. "No estaré de vuelta tras este mensaje"
En la misma línea, el presentador Merv Griffin ironizaba sobre una frase que había repetido numerosas veces a lo largo de su vida. Después de dar paso a la publicidad y decir que estaría de vuelta en unos instantes, no dudó en certificar que, tras esa pausa mortal, ya no iba a volver. Quizá dejando muy claro, una vez más, que una de las mejores maneras de afrontar la muerte es el humor.